Tomaba examen en el colegio y pedía a los chicos que se separaran un poco, viendo lo omiso que me hacían el caso, les decía desmintiendo con mi tono las palabras: "chicos, sepárense, yo soy malo en realidad, parezco bueno pero soy malo, tienen que separarse".
Y nuevamente el tono de lo siguiente es lo crucial. Una alumna que ya me ha conquistado, exclamó con tono de esposa hecha y derecha "no, Braulio, vos sos bueno, no te hagas el malo".
Y me era inevitable saber que sí, que tenía razón ella (a causa y consecuencia de mi enamoramiento), que cuando se trata de obligar a alguien soy de los que no son taaaaan rigurosos.
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