Como no exagero


cuando vivo,


exagero


cuando lo cuento

domingo, 21 de diciembre de 2008

Teatro.

Antes, cada vez que daba función avisaba a la gente para que viniera a verme. Ahora sólo aviso para no tener que escuchar después "ah, no avisaste", "avisá cuando actúes, así vamos". Prefiero el "uh, justo ese día no puedo..."

sábado, 20 de diciembre de 2008

Débito

El otro día por primera vez saqué plata de un cajero automático. Tengo mi tarjeta de débito. Por un lado soy consciente de que es un viaje de ida. Ya no hay vuelta atrás de ello. De a poco comenzaré a llenarme de tarjetas de distinta calaña, comenzarán a llegarme sobres queriendo venderme distintos males y servicios, etc.
Pero es casi increíble la tarjeta de débito. Si ya el billete es algo que no es nada, que sólo vale por lo que simboliza, por las posibilidades de conseguir cosas con ello, pero no por ser una cosa en sí; esta tarjeta es lo mismo pero elevado al cuadrado, porque ni siquiera es dinero, simboliza un símbolo, y además, en cantidades tan altas como yo puedo desear.
Es algo divino. Así como los antiguos adoraban al sol, que les proveía de vida; es lo más lógico y natural que nuestra divinidad sea el cajero automático que nos provee de vida e infinitas posibilidades, a través de una simple tarjeta, que hasta se vuelve cómoda en el bolsillo, simpática, agradable, inofensiva.
A la vez es algo diabólico, es algo que tiene que desaparecer antes de que desaparezca el dinero, cada vez es más difícil pensar en vivir sin que exista el dinero, porque antes de ello va a haber que pensarse sin muchas otras cosas.
Además es una nueva clave para recordar. Ya van los mails, los blogs, las cuentas en mercadolibre, youtube, mis Nºs de dirección, tel, dni, y ahora sumamos esta clave. Cuántas cosas podría hacer con mis neuronas (¿son las neuronas las que hacen esto?) que podría no usar para todo eso. Hasta cuándo sumaré datos de este estilo para recordar.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Razonamientos I

Para algunas personas el hecho de que alguna cosa tenga un precio que uno pueda pagar, es un motivo para adquirirla. Y es más, lo usan como un argumento a la hora de defender su postura. "Pero si lo pensás no es tan caro... se puede pagar..." Claro, entonces hay que hacerlo, obviamente, no lo dudemos un instante. Si no, ¿para qué trabajamos? Si no es para pagar las cosas que podamos pagar...

miércoles, 22 de octubre de 2008

Pagar

Cada vez que tengo que pagar agarro los billetes como un niño. Todos arrugados, hechos bollitos, una porquería. Hay gente que paga con adultez, con seguridad, sabe agarrar los billetes con hombría y virilidad, con firmeza...

sábado, 20 de septiembre de 2008

Celular insalubre

Ahora se descubrió que el celular es cancerígento, si lo llevás siempre en el cinturón te complicará el riñón y así...
Entonces, sabés qué se viene dentro de poco: Te vas a comprar la funda para celular que tiene aislación anti-cancerígena, y va a ser algo grandote tal vez, que con el paso de los años se transformará en una delgada membrana, y cuya delgadez será inversamente proporcional al precio, y después cuando ya tengas la funda, te vas a comprar el celular con baja cancerigenación, y una vez obtenido esto, te comprarás otro, más nuevo, más caro, que será totalmente anticancerigenación...
Fijate si al adquirir estas cosas te hacen descuento por usar la tarjeta de débito. Ojalá que sí.

miércoles, 2 de julio de 2008

Papeles

Toda actividad que empiezo en mi vida tiene su representación en forma de pila de papeles en mi pieza. Todo. Cualquier tarea que emprenda, dar clases, estudiar un idioma, cada materia, al instante de ser comenzada inaugura la correspondiente pila de papeles. Esto obviamente colabora con el (o consituye el) desorden generalizado. Papeles en el piso, en el escritorio, arriba del armario, debajo de la cama, o nómades entre el lecho y el escritorio, ocupando todos los lugares que no son ocupados por mí en ese mismo instante. Papeles que se van amarilleando por la humedad, dentro de bolsas que con marcador indeleble dicen el nombre de la materia. Papeles que son listas que escribo, diciendo todo lo que debería hacer. Listas que también se extravían, y después reaparecen sin haber perdido actualidad. Los papeles convierten cualquier superficie horizontal en repisa. Y a la vez constituyen la repisa para la próxima pila que reposará sobre la anterior, hasta transformarse todo esto en una especie de Torre de Repisa, que empieza a inclinarse, y marca la hora de comenzar una nueva listita diciendo "ordenar esa torre de papeles"...

Poder

Qué poderoso me siento cuando aplaco la rebeldía de mi computadora presionando "reset". Que no queden dudas de quién manda acá. Y pienso: "No vas a llegar muy lejos con esa insolencia, eh..."